Politica
Pelegrín ve posible tercer mandato en EE.UU.: no descarta se toque la constitución
El político dominicano analiza la coyuntura de EE. UU. y sugiere que la 12ª Enmienda podría ser modificada si el conflicto global se intensifica.
SANTO DOMINGO. – El tablero político de Estados Unidos, habitualmente hermético a las especulaciones sobre la continuidad presidencial, ha sido puesto en entredicho por el presidente de la Fuerza Nacional Progresista (FNP), Pelegrín Castillo. El veterano analista político ha lanzado una de las predicciones más audaces y controversiales de la temporada, al afirmar que no se puede descartar la posibilidad de que la nación norteamericana modifique su Duodécima Enmienda constitucional para permitir un tercer período presidencial.
Castillo admitió que se trata de un escenario “difícil y complejo, pero no imposible”, anclando su análisis en una lectura dramática de la coyuntura geopolítica mundial.
La lógica de la guerra híbrida
La tesis central del exdiputado se cimienta en que Estados Unidos está inmerso en lo que él denomina una “guerra mundial híbrida de cuarta generación”, un conflicto sin las formalidades ni la declaración de guerra abierta, pero con consecuencias políticas y geopolíticas devastadoras. En este contexto de máxima tensión no declarada, la lógica política dominante sería la continuidad, no la experimentación con nuevos liderazgos.
“En un escenario así, el sentimiento dominante es que quien está al frente del Estado en ese momento no abandona. El poder no se cambia. Estados Unidos no se somete a un proceso electoral,” explicó Castillo durante su participación en el programa Toque Final de Antena 7.
El líder de la FNP recordó que, históricamente, el límite de dos mandatos fue instaurado formalmente como una restricción autoimpuesta, una lección aprendida tras la atípica experiencia de Franklin Delano Roosevelt, quien rompió la tradición al ser electo en cuatro ocasiones. La crisis global actual, sugiere, podría obligar a replantear esa premisa fundacional.
El fenómeno Trump y los líderes consolidados
Castillo considera que el futuro político norteamericano pende de cómo evolucionen los acontecimientos a nivel mundial. Destacó que, a pesar de las controversias, el presidente Donald Trump mantiene actualmente la mayor legitimidad dentro del escenario político estadounidense.
A su juicio, un eventual nuevo orden internacional podría abrir la posibilidad de que se le solicite a Trump continuar en el cargo si logra exitosamente reajustar las relaciones internacionales y el equilibrio del poder con otras potencias.
La visión de Castillo se refuerza al analizar el patrón de liderazgo en otras potencias mundiales: Xi Jinping en China, Vladimir Putin en Rusia y Narendra Modi en la India. Este patrón de liderazgos fuertes y consolidados en el panorama internacional alimenta la idea de que Washington podría buscar una continuidad similar en momentos de inestabilidad.
La batalla contra el “Estado Profundo”
El exministro de Energía y Minas explicó que la anticipación de una fórmula presidencial por parte de Trump “no tiene precedentes”, pero responde a una lógica de continuidad política frente a fuerzas opositoras poderosas. Castillo aseguró que el expresidente enfrenta el “Estado profundo” en Estados Unidos, además de grupos “radicalizados e ideologizados” en el marco de la guerra híbrida global.
A su entender, la estrategia de rodearse de sucesores jóvenes y con una agenda afín es una señal disuasoria: “una manera de mandarles una señal es que no tiene sentido eliminarlo, porque va a tener de frente a dos continuadores jóvenes que son bastante duros, radicales y que están muy compenetrados con su agenda.”
Finalmente, el político dominicano pronosticó serias dificultades para el Partido Demócrata. Estimó que los efectos políticos de la gestión de Joe Biden se prolongarán durante años, un daño que atribuyó, en gran medida, a la influencia tras bambalinas de Barack Obama, quien habría jugado un rol determinante en las decisiones clave de la administración saliente.
El análisis de Castillo subraya que la estabilidad de la democracia más antigua del continente podría depender de la intensidad de un conflicto global sin reglas claras, donde la necesidad de un liderazgo “sin abandono” podría pesar más que la letra de la ley.