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“Si me muero, ¿qué le vamos a hacer?” – El Nuevo Diario (República Dominicana)

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Una imagen satelital muestra al huracán Melissa acercándose a Jamaica, el 28 de octubre de 2025. EFE/EPA/NASA Worldview Handout

Por Juan Carlos Espinosa

SANTIAGO DE CUBA (CUBA). – Una hilera de ‘guaguas’, escoltada por un anfibio militar, se detiene a un costado de la carretera. Los buses aguardan a una anciana que, con ayuda de un soldado, sale de un camino enfangado para subirse a uno de los vehículos y ser evacuada.

La vía comunica Santiago de Cuba con la localidad de Chivirico (a unos 80 kilómetros), punto por donde se presume que en apenas unas horas entre Melissa, uno de los huracanes más potentes del Atlántico desde que se tiene registros.

La ‘guagua’ está repleta. Mientras una madre hace milagros para cargar a sus tres hijos pequeños, Silvano, de 73 años, cuenta a EFE que el azote de este ciclón, que pasó Jamaica como un categoría 5 con vientos de más de 290 kilómetros por hora, no le preocupa.

“Lo importante es la vida», remarca.

La inminente llegada del fenómeno movilizó a las autoridades para evacuar a más de 650.000 personas en las provincias orientales de Granma, Santiago de Cuba, Guantánamo, Holguín, Las Tunas y Camagüey.

En el caso de la provincia de Santiago de Cuba, hasta poco más del 17 % de sus más de un millón de habitantes han sido protegidos o recolocados en zonas seguras, principalmente en casas de familiares, pero también en albergues.

Pero no todos han seguido esa instrucción y han preferido pasar el huracán en casa, pese a ser calificado por las autoridades como «extremadamente peligroso» y el llamado general a seguir las indicaciones de la Defensa Civil.

Leodanis, cubano de mediana edad que trabaja en la costa en esa misma carretera, usó su casa como albergue. Mientras mira el horizonte horas antes del impacto, relata a EFE que juntó a diez de sus vecinos, todos con hogares en mal estado, para estar seguros.

A diferencia del huracán Sandy, de categoría 3, último que golpeó a la provincia en 2012, él ahora vive en una casa de ladrillos. Y es por eso que siente que su suerte será distinta a aquella vez cuando el viento “echó para abajo todo».

En el centro de la capital de provincia aún en la tarde se podía ver gente haciendo vida normal, aunque bajo una lluvia que al paso de las horas fue haciéndose cada vez más fuerte.

La cola para comprar el pan seguía ahí y algún vendedor de frutas probaba suerte con la venta con un plástico para cubrir la mercancía.

Pero en los barrios pobres de la ciudad la historia es distinta. Mielvia, de 60 años, vive en una chabola con láminas de zinc que no dan visos de aguantar la fuerza de Melissa. Ella vive con su madre y ambas pasarán ahí el huracán, que se prevé toque tierra la madrugada de este miércoles.

“No tenemos adónde ir (…) si nos vamos, van a robar la (vigas de) madera” de la casa, según relata a EFE.

En un cuarto contiguo la situación es la misma para Iliana Nápoles, de 50 años. “Lo va a tirar todo entero. Y si me muero, ¿qué le vamos a hacer?”, dice mientras las gotas de lluvia acaban de llenar las cazuelas que alineó en el suelo de la habitación.

Huracán devastador

Los pronósticos indican que Melissa pegará en Cuba como de un categoría 3 o 4, desplazándose hacia el noreste, con vientos sostenidos de más de 200 kilómetros por hora, intensas lluvias que podrían dejar hasta 450 mililitros (litros por metro cuadrado) y marejadas ciclónicas con olas de hasta ocho metros.

Los efectos se temen devastadores. Las autoridades cubanas han advertido del riesgo para la vida de Melissa por la probabilidad de que se produzcan inundaciones súbitas, penetraciones del mar en zonas bajas costeras, derrumbes e, incluso, roturas de presas.

Además, en toda la región oriental se ha paralizado el transporte público terrestre, marítimo y aéreo; se ha suspendido la actividad docente; y se han asegurado infraestructuras estatales y cultivos.

Dos de las siete centrales termoeléctricas del país, la columna vertebral del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), se han detenido ya por seguridad, al encontrarse en el camino de Melissa y el temor de que sufran desperfectos. Hay que tener en cuenta que son infraestructuras obsoletas y con un déficit crónico de inversiones.

El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, en un comunicado a la población, avanzó que va a ser uno de los mayores huracanes que azota el país y que la devastación será extensa. “Habrá mucho que trabajar. Sabemos que van a ser muchos los daños que va a ocasionar este ciclón”, señaló.


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